Espiritu Navideño

Los que bien me conocen saben que las Navidades y yo no estamos hecho el uno para el otro. Hay gente que se deprime en primavera u otoño, y hay gente que lo hace en navidad. A mi no me llega para tanto, simplemente me trae demasiados recuerdos agridulces como para que la aprecie como otra gente. Aborrezco el espíritu navideño ese que proclama que “hemos de ser felices y querernos” por el simple hecho de que forzarlo le resta autenticidad, no puedo evitarlo.

Las pasadas navidades estuve en Yosemite, pase noche buena, navidad y año nuevo solo (que no en soledad) metido en un increíble paraíso natural, disfrutando de la experiencia todo lo que pude. Y aún así, aunque sólo sea por no poder vivirlos, eché de menos algunos momentos especiales de estas fechas: cierta borrachera con compañeros y ciertas prácticas familiares que los años han convertido en tradición. Son esos puntales que salvan con creces la anteriormente descrita desidia navideña que me invade.

Debe ser que siempre queremos lo que no tenemos.

Este año voy para España en Navidades, estaré allí del 22 de diciembre hasta el 12 de enero en principio, en Barcelona del 30 al 7 si todo va como espero. Espero poder veros a muchos de los que me leéis, aunque soy consciente de que tan señaladas fechas lo complican todo sobremanera. Probablemente los días del 8 al 12 sean los mejores para que quedemos y nos veamos, así que tomad nota y reservaros algún día

Y es que van a ser unas navidades bastante ocupadas: me deshago de mi piso en Madrid y Rebeca se viene a vivir conmigo a Seattle ya que el trabajo aquí parece estar asegurado para el próximo año y ya está bien de pagar dos pisos de alquiler, pero sobretodo ya está bien de vivir separados.

Mis mejores deseos para vosotros. Elíjase según proceda:

1. Felices fiestas.
2. Que os sea leve.